!Madre¡, dijo un día Anciles:
¿Me deja hacer un viaje con mi amigo Crémenes? -Si, pero Huelde pronto.
Comieron unos Argovejos mal guisados y se marcharon a ver unas Ferreras
que tenían una Tejerina en Ocejo, y después de beber agua en una Cistierna,
al bajar por Santa Olaja de la Varga, prendieron fuego al Valle de
las Casas y se veía La Llama desde Corcos. Llegaron a la Mata
de Monteagudo, donde encontraron un Cegoñal en un Cerezal;
pero no le pudieron coger, porque se hicieron daño en Las Muñecas y no
cayeron en La Red. Dijo uno de ellos: - Renedo de esta Villa
del Monte y el otro contestó: - cállate, que tienes una lengua como una Taranilla.
Al bajar al Prado de
la Guzpeña encontraron unos Mozos muy Calaveras de la Vega
de Almanza, que venían de una Villamorisca, de visitar una Cabrera,
a la que encontraron dándose aire con un Cebanico.
Dijo uno de ellos:
-¿Queréis que pasemos el río?- Cea, como tú quieras, dijo otro; y
llegaron al Carrizal de San Pedro: pero Cansóles el camino
al pasar el Puente Almuhey, por lo que determinaron dormir en un Soto
que encontraron; pues no encontraron posada por ser una Villacorta. Uno
de ellos, más valentón, dijo: -valéis menos que una Sota, a lo que
respondió otro: - No en Valderrueda el tiempo.
Allí pasaron la noche y
encendieron una Velilla para cenar y, cuando acabaron, dijo uno: Trae,
la Guardo.
Al día siguiente
emprendieron el Caminayo de Morgovejo y, Besande la mano a
un padre Prioro, que encontraron, llegaron a una tierra muy Pedrosa,
después de beber Siero de una cabra que Valverde. Hallaron una
gran corriente de agua y dijo uno: Esla mejor pesca que en toda esta Tierra
entra por la Boca del Huérgano de la Reina. Cuando llegaron a Villafrea,
se miraron en Los Espejos y estaban tan sucios que parecía que tenían la
cara untada de Barniedo.
Atravesaron una Portilla
por unos Llánaves y fueron a visitar a Santa Marina; pero
como no llevaban Caldevilla, por habérseles roto los Cordiñanes
de la bolsa, no encontraron Posada y tuvieron que dormir en los Llanos
del Soto de la Prada, donde pasaron las de Caín.
Al día siguiente se
dirigieron a Oseja; pero como allí se pa Sajambre, sólo se
detuvieron a beber por una Ribota un poco de vino que estaba ya bastante
Acevedo por desgracia. Quisieron coger peras en una huerta; pero como
todavía estaban Vierdes, ninguno Pió.
Cuando llegaron a Vega
Cerneja, encontraron unos frailes Liegos, que venían montados en un Burón,
muy grande, ya Retuerto y vendían Redipollos y llevaban los pies
cubiertos de Polvoredo.
Preguntó uno: - ¿Cuánto
cuestan? - Tres Cuénabres. Y Lario Salió a la Puerta
y enseñando la Uña dijo: - Escaro, y contesto el fraile: - si te
parece caro, sa Casasuertes.
Armaron entonces una Remolina
muy Carande, al llegar a un pueblo donde metían la hierba a Horcadas,
y dijo uno: - ¿qué pasa?
Y contesto otro: - yo no Riaño
por nada, es éste que Maraña y Soba.
Entonces fueron a
consultar al sabio Salamón, que vive en unas Salas muy
pintorescas de su palacio, el cual dijo: no Valbuena la cosa, es la Ciguera,
que no os deja ver ;.¿Lois?
Atravesaron entonces un Reyero,
Pallide Solle, y cada uno regresó a su casa, dejando al revoltoso
en el Campo Solillo.
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